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18 diciembre 2007

Crónicas de José Andrés Blanco – Expedición Aconcagua 2007

Filed under: Deportes,General — admin @ 12:31
Foto: Aconcagua 2007

NO PUDO SER, el tiempo, sobre todo el fuerte viento, han hecho imposible que se cumpliera el sueño de subir a la montaña mas alta del Continente Americano.

Foto: Aconcagua 2007

Martes 18 de Diciembre.

El día 14, como estaba previsto, estábamos en el Campo III, “Berlín” a casi 6.000 metros sobre el nivel del mar. Modesto casi no durmió en toda la noche, mezcla de la emoción y el insomnio que venía padeciendo de noches atrás, yo también no pase una noche todo lo apetecible que hubiera querido, aunque dormía a ratos, la incomodidad de la tienda y algunas molestias estomacales, hacían que la noche se hiciera larga y eso que a las tres y media de la mañana nos empezamos a preparar para el intento final.

Como os decía, a las 3 horas y treinta minutos se tocó “diana”, y empezó el que sería el día más largo de cuantos hemos vivido dentro de la montaña.

Empezamos preparando un desayuno que no había forma de comerlo, agua caliente, leche en polvo y una cosa parecida a café que te entonaba un poco el cuerpo, para contrarrestar el intenso frío que hacía dentro de la tienda (-10 grados). Otra tarea complicada es vestirse dentro de la tienda para la jornada final, pues ésta al ser la más fría, implica la atención y el cuidado de las prendas claves para la ascensión, como pueden ser las botas ( los botines interiores tienen que dormir dentro del “saco”, para que no se congelen),los guantes interiores y las manoplas de plumas y, en definitiva, toda la “artillería” de ropa para que el cuerpo aguante una sensación térmica que puede llegar a -40 grados.

El viento empezó a soplar, bueno, no dejó de soplar en toda la noche, y el guía aconseja el retraso de media hora la marcha del campamento, para ver si cesaba la intensidad del mismo. Esa espera se hace eterna pues ya estás preparado y lo que quieres es empezar a moverte. Durante la espera, comentamos que hoy tenía que ser el día, que el permiso de estancia en el Parque expira y, lo más importante, no sabemos si nuestro cuerpo aguantará más tiempo a esta altura y nuestra resistencia, tanto moral y física, se verá afectada, pues llevamos 6 días en altura con los problemas que ello tiene consigo..

Foto: Aconcagua 2007

Sobre las 5 horas comenzamos la marcha. Frontales encendidas, pues todavía es de noche y con un frío que “pela” iniciamos el ascenso. Nuestro primer objetivo, dentro de los 900 metros de desnivel que nos quedan, es la zona conocida como “Independencia”, antigua zona de refugio que ahora no se utiliza, pero ni llegamos a ella pues el viento es muy intenso y aunque vamos bien equipados, éste hace que la sensación térmica sea casi insoportable.

De las 12 ó 13 personas que salimos hacía la cumbre, miembros de otras expediciones, todos se dieron la vuelta. Daniel, un sevillano duro donde los haya, llegó a la zona denominada “el portezuelo del viento”, recorrió unos 60 metros y retornó al campo III con unos dolores en los pies considerables. Principio de congelación le diagnosticaron los médicos 24 horas después, cuando llegamos al Campo Base. Si hubiéramos tardado unas horas más, la cosa hubiera sido peor.

Foto: Aconcagua 2007

Estaba claro que no se podía subir. La espera se hace tensa y la decisión tiene que ser clara, inteligente y por supuesto consecuente. Las decisiones tomadas bajo presión, a veces traen consecuencias fatales, pues son fruto de la impaciencia, desesperación o la inconsciencia por intentar algo imposible, algo que puede traer resultados fatales. Me acuerdo del rato que pasé cuando tomé la decisión de bajarme del Collado Norte del Everest. A veces tu cuerpo quiere, pero la razón te dice lo contrario. Es muy difícil transmitir esa sensación agridulce y complicada que todo amante de la montaña siente alguna vez.

Son las 11:30 de la mañana cuando decidimos bajar hacía el Campo Base, con la certeza de que no hay otro intento, que se acaba el tiempo. El descenso, se hace en silencio y penoso. En silencio pues la tristeza llena nuestro corazón y penoso pues hay que pasar por los distintos “campos” y recoger el material que no te hacía falta. Sólo alguna tímida mirada a la cumbre y los quejidos por mi parte debido al dolor en los pies al bajar.

Después de toda la jornada, llegamos al Campo Base sobre las 20 horas, exhaustos y sin ganas de hacer nada. Los comentarios son dispares; algunos de maldición, otros de alabanza y admiración. Pienso que las montañas, cualquiera que sean, son las únicas en decidir. Su belleza y grandeza han determinado siempre el futuro de las personas que han morado por sus dominios.

Al día siguiente, y sin haber repuesto casi las fuerzas, nos preparamos para la salida del Parque. Logro convencer a Modesto para que me acompañe en una mula y recorrer los más de 22 kilómetros, en bajada, que nos separan de Horcones, donde está la oficina de los Guardaparques, para formalizar la salida. No me lo perdonará nunca, pues la mula que le toca es un poco “arisca” y le “da” la bajada.

Las etapas del viaje para llegar a Mendoza, siguen pareciendo más un velatorio que otra cosa. En silencio, oyendo algo de música y algún que otro comentario de lo acaecido.

Reflexiono y pienso en volver. Cuando, no lo sé. Simplemente creo que merece la pena volver a intentarlo. La belleza de esta montaña, “El Centinela de Piedra” a la que yo he rebautizado, “El Señor de los Vientos”, merece otro intento.

Quiero agradecer, en primer lugar a Modesto, por haberme aguantado estos 21 días, donde ha habido penas y alegrías, sufrimiento y desesperación y, por supuesto a todas aquellas personas que me ayudaron a conseguir este sueño, sobre todo a “Tuto”, por confiar plenamente en mí. A todos ellos muchas gracias.

Foto: Aconcagua 2007

Jueves 6 de Diciembre.

Llevamos 8 días fuera de España, llegamos el día 28 a Mendoza, vuelos agradables y relativamente cómodos. El vuelo a Buenos Aires con Air-Comet, no se hizo extremadamente incómodo, a pesar de las 12 horas de trayecto, cena película y a dormir. Luego cuando menos te lo esperas el desayuno y en dos horas aterrizando en B. Aires para luego coger vuelo interno a Mendoza. Traslado al hotel para chequear el equipo y hacer los trámites de entrada en el Parque Nacional de Aconcagua.

El siguiente paso es el traslado a Penitentes por carretera. Penitentes es un centro de esquí muy frecuentado por su belleza y equipamientos. Al día siguiente, el día 30, cargados con mochila para tres días y entramos en el Parque del Aconcagua, después de acreditarnos debidamente, comenzamos una marcha de aproximación hacía un campamento que se llama Confluencia (3300) metros sobre el nivel del mar, llegando a lo que se convertirá en nuestra casa durante los tres próximos días.

Confluencia, llamado así por estar en la confluencia de los ríos Horcones y Horcones Superior, es una explanada donde se instalan las distintas compañías y los servicios médicos así como los Guardaparques. También hay sitio para los expedicionarios que se aventuran solos y lo único que hacen con las compañías es alquilar algún servicio como porteadores, mulas o alguna comida.

Tardamos en llegar a Confluencia unas tres horas más o menos. Durante el ascenso, tanto Modesto como yo, nos encontramos bien sin dolores de cabeza ni otro malestar aparente, pero al llegar al Servicio Médico la tensión la tengo alta y deciden medicarme.

Modesto como una moto. Al día siguiente hicimos un trekking a Plaza Francia (4250), campamento base de los expedicionarios que intentan la cara Sur del Aconcagua, Pared extremadamente difícil y que en los últimos cuatro años sólo dos personas han subido por sus paredes, de echo en esta temporada todavía no hay nadie en su cara sur. Al regreso chequeo médico y parece que la tensión y saturación de oxigeno en la sangre toman sus valores normales. Modesto sigue como una moto.

Foto: Aconcagua 2007

Al tercer día salimos hacia el Campamento de Plaza de Mulas, verdadero Campo Base de la ascensión a la Vía Normal. Decido subir los 24 kilómetros a lomos de una mula, para reservar los pies para lo auténticamente duro, y la subida en mula es una auténtica experiencia, los arrieros son una gente singular que viven haciendo traslados de material, víveres, etc. durante la temporada. La llegada al campo de Plaza de Mulas lo hago en poco menos de tres horas. El tiempo lo empleo en preparar el equipo, tanto mío como de Modesto y esperar a que llegue, lo que hace después de 8 horas de dura caminata. El cuarto día lo empleamos en descansar, aclimatándonos en esta altura, pues la aclimatación es dura y primordial para la supervivencia en estas alturas y latitudes. El quinto día hacemos una ascensión como preparación para la subida a un pico que está en las inmediaciones del Campo de Plaza de Mulas, el pico en cuestión es el Pico Bonete de unos 5000 metros aproximadamente. Modesto sube como una moto y filma la parte final. Yo no llego mal del todo pero sufro mucho en la bajada. Mis pies no aguantan tantas horas de sufrimiento, pero al llegar al campamento los dolores se aguantan un poco mejor. El sexto descansando y recuperando fuerzas pues según está previsto mañana día 7 nos adentramos en la montaña, en la ascensión pura y dura, montando los campamentos de Canadá, Nido de cóndores y Berlín, para con un poco de suerte y el tiempo lo permite atacar la cumbre sobre el 12 de Diciembre.

Deciros que el frío es intenso, que el viento no cesa de soplar y la sensación térmica baja sobremanera. Al día de la fecha, sólo un francés a logrado hacer cumbre. Deciros también que hay dos asturianos de Pola de Lena y una chica de Oviedo.

La comunicación se interrumpe hasta que bajemos de la montaña, con cumbre o sin ella.

Un abrazo a todos.

Foto: Aconcagua 2007

Jueves 22 de Noviembre.

Hoy jueves a las 12:00 horas, en el domicilio social de FEDEMA (C/ Fraternidad, Nº 29, Bajo, Oviedo), el deportista asturiano José Andrés Blanco hará la presentación oficial a los medios de comunicación de su Proyecto Aconcagua´2007, emblemática montaña andina a la que partirá el llanisco la próxima semana, concretamente el martes día 27 de Noviembre acompañado de Modesto García, y en la que intentará hacer cumbre dentro de un programa de preparación que le llevará, si todo sale bien, a la cordillera del Himalaya en la primavera del año 2008, para a posteriori volver a intentar la cumbre del Everest en el año 2009, intento que tuvo que desistir por problemas de congelación cuando se encontraba en el campamento avanzado a comienzos del pasado año.

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